Los límites en casa durante la cuarentena
- Patricia Reyna
- 20 may 2020
- 3 Min. de lectura

Uno de los motivos de consulta más frecuentes en mi práctica de asesoría en crianza, es que muchos padres y madres se sienten desorientados respecto al manejo de los límites en casa. Es un tema que suele generar dudas y confusión, en especial a aquellos que pasan poco tiempo con sus hijos debido al trabajo.
Si ponen límites tienen miedo de que sus hijos, niños o adolescentes, no los quieran, y se sienten culpables por dedicarles pocos buenos momentos. Al mismo tiempo temen que al no recibir límites sean hijos desobedientes y tengan problemas de adaptación en la escuela. Y de esa manera, el temor y la culpa terminan decidiendo por los padres.
Esta situación se da con mayor razón en esta etapa de aislamiento, en que los miembros de la familia permanecen juntos casi todo el tiempo, papá y mamá deben trabajar desde casa y los niños se aburren al verse impedidos de realizar muchas de sus actividades. Cuando comenzó el confinamiento, que sería de dos semanas, muchos padres dejaron a un lado los límites con la intensión de vivir esta etapa con mayor armonía, más relajados y con menos trabajo. Sin embargo, con el correr de las semanas se dieron con la sorpresa de que el resultado ha sido contrario a lo que esperaban.
Los límites son INDISPENSABLES porque dan a los niños, desde muy pequeños, sensación de seguridad, de estabilidad y de ser amados. Cuando se establecen límites de manera adecuada, el mensaje inconsciente que les queda es: “me cuidas porque me quieres”, “si no me pones límites es porque no te importo”. Muchos jóvenes y adultos que tuvieron padres demasiado permisivos, luego reclaman: “me hubieras obligado”. Por eso es importante no tener miedo de establecer límites.
La clave está en ELEGIR los límites apropiados y establecerlos de manera adecuada. Lo óptimo es elegirlos, tomando en cuenta la edad de los hijos e hijas, ya que al ser menores necesitan más límites porque están aprendiendo desde cero, y conforme van creciendo van requiriendo menos límites porque los van incorporando y ganando autonomía. Asimismo, es importante elegir considerando cuáles son los valores fundamentales de la familia, pues estos son los que rigen la educación que se les dará en casa.

La FLEXIBILIDAD es una magnífica aliada al momento de aplicar los límites. Es indispensable para poder adaptarse a los cambios y a los imprevistos con mayor facilidad. Si los padres se conducen rígidamente, toda situación inesperada será sentida como obstáculo y todos en casa sufrirán un gran desgaste emocional.
Ser flexible no es ser débil ni implica dejar de lado los principios de vida. Se puede ser flexible y al mismo tiempo ser firmes en las cosas más importantes. Actuar con flexibilidad implica tener criterio propio, capacidad de reflexión, de análisis y de negociación. Al ser flexibles se enseña a los hijos a observar, a pensar, a escuchar con empatía y se desarrolla su autoestima y autonomía.
Papá y mamá necesitan ser flexibles, también, con ellos mismos. La situación de aislamiento lo amerita. Permítanse tomar más descansos si es necesario, quizá permitir más desorden y más cambios de lo usual en casa. Se lo merecen y nada terrible sucederá.
Desde mi punto de vista, el AFECTO es el ingrediente esencial que debe ir siempre de la mano con los límites. Más aún en situaciones de crisis como la que atravesamos en la actualidad. Hay muchas maneras de demostrar afecto a los hijos sin necesidad de

dejar de lado los límites: explicándoles con cariño, incluyéndolos en la toma de decisiones, teniéndoles paciencia, acompañándolos y conteniéndolos cuando lloran, escuchándolos, poniendo interés, atención y compromiso en lo que requieren. Se les demuestra afecto al no descargar la frustración con ellos, de lo contrario esta etapa se podría convertir en algo traumático que deja un mal recuerdo. Es necesario recordar que los niños tienen menos herramientas que los adultos para sobrellevar los obstáculos, y dependen emocionalmente de sus padres, que son sus modelos.
La mejor manera de establecer límites no es con las palabras sino con el ejemplo. Si mamá y papá respetan los límites, siendo flexibles y creativos, los niños lo harán poco a poco. Por el contrario, si los padres pregonan una cosa y hacen lo contrario, los hijos entrarán en conflicto y desconfiarán de los adultos.
A pesar de las muchas dificultades que el aislamiento social obligatorio pueda presentar, también ofrece a las familias la gran oportunidad de pasar tiempo con los hijos para darles cariño, para fortalecer los vínculos afectivos, para cubrir su necesidad de pasar tiempo con papá y mamá. Vivimos un momento único, que sabemos es transitorio. Es muy probable que en el futuro las familias no tengan tantas posibilidades de pasar tiempo juntas como ahora, entonces, recomiendo aprovechar este momento para crear un ambiente saludable, equilibrado y amoroso, que deje esta etapa como un buen recuerdo en el que la familia estuvo muy unida”.
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